Lunes, 27 de octubre
ESFORZARME CUANDO ALGO
ME CUESTA
PALABRA
DE DIOS: Mateo
7, 13-14 (adaptado)
Tomás soñaba con llegar a la cima,
pero todos decían que era imposible. “Es
demasiado alto”, “Te cansarás a la mitad”, “Nadie ha llegado nunca”, le
decían los vecinos. Pero Tomás no se rindió.
Una mañana, con su mochila llena de
agua, pan y valor, comenzó a subir. El primer día dio cien pasos. Se cansó,
pero se prometió volver al día siguiente. Así lo hizo.
Cada día subía un poco más. A veces
llovía, a veces hacía frío. En ocasiones quería rendirse, pero recordaba que
cada paso lo acercaba más a su meta.
Pasaron muchas semanas. Al paso
número 999, Tomás sintió que no podía más. Se sentó, cerró los ojos y respiró
hondo. Entonces, recordó todo lo que había avanzado, todo lo que había
aprendido: a no rendirse, a ser paciente, a confiar en sí mismo.
Con una sonrisa, dio el paso número
1.000.
En la cima no encontró oro ni
juguetes. En su lugar, había un pequeño cartel que decía:
“El verdadero regalo es lo que has
descubierto en el camino: tu esfuerzo y tu fuerza”.
Tomás bajó de la montaña diferente.
Más valiente, más fuerte y más feliz. Y desde entonces, siempre recordaba:
"Con
esfuerzo, los sueños se alcanzan, paso a paso".
VÍDEO: El poder del esfuerzo: https://www.youtube.com/watch?v=Ax9iqT6Nj5E
A veces las cosas no salen a la
primera: una tarea difícil, aprender a montar en bici, o ganar un partido. Pero
eso no significa que no puedas lograrlo. Solo necesitas algo muy especial: el
esfuerzo.
El esfuerzo es como una semilla
mágica. Si la riegas con ganas, paciencia y no te rindes, crece fuerte y te
ayuda a alcanzar tus metas. Aunque te caigas o te equivoques, lo importante es
levantarte y seguir intentándolo.
Cuando te esfuerzas, aprendes cosas
nuevas, te vuelves más valiente y te das cuenta de que puedes hacer mucho más
de lo que pensabas.
Recuerda: no gana el que es perfecto, sino el que no se rinde.
¡Y tú tienes ese poder dentro de ti!
a veces me cuesta hacer lo correcto,
pero sé que tú estás conmigo.
Dame fuerza para no rendirme,
y ayúdame a elegir siempre el camino del bien.
Amén.
Martes, 28 de octubre
INVITAR
A JUGAR A LOS QUE ESTÁN MÁS SOLOS
PALABRA DE DIOS
«Jesús tomó a un niño, lo puso en medio de ellos, lo abrazó y les dijo: “El que acoge a uno de estos niños en mi nombre, a mí me acoge; y el que me acoge a mí, no me acoge solo a mí, sino también al que me ha enviado».
LECTURA
En la escuela Los Aromos, todos esperaban con emoción la hora del recreo. Era el momento perfecto para correr, jugar a la pelota o inventar historias. Pero no todos lo pasaban bien.
Sofía, una niña nueva, solía
quedarse sentada en un rincón. Observaba en silencio cómo los demás jugaban. A
veces quería unirse, pero no sabía cómo, y nadie parecía notarla.
Hasta que un día, Mateo, que siempre
organizaba los partidos de fútbol, la vio sola. Se detuvo y pensó: "Si yo fuera ella, ¿cómo me
sentiría?"
Al día siguiente, antes de comenzar
el partido, Mateo se acercó a Sofía y le dijo con una gran sonrisa:
—Hola,
¿te gustaría jugar con nosotros?
Sofía se sorprendió. Dudó un
momento, pero asintió con una sonrisa tímida.
—Pero no sé jugar muy bien… —confesó.
—No importa —dijo Mateo—. Aquí
todos aprendemos juntos. Lo importante es que nos divirtamos.
Esa tarde, Sofía jugó por primera
vez. No hizo goles, pero se rio como nunca. A partir de ese día, otros niños
empezaron a fijarse más: si alguien estaba solo, lo invitaban. Si alguien no
sabía jugar, le enseñaban.
Poco a poco, el recreo cambió. Ya no
era solo correr o patear la pelota: era formar un equipo donde todos cabían.
Desde entonces, en la entrada de la
escuela hay un cartel que dice: “Aquí
nadie juega solo. Todos somos parte del equipo.”
VÍDEOS
Cuerdas (Cortometraje): https://www.youtube.com/watch?v=4INwx_tmTKw&t=90s
Somos Uno. Canción
sobre la inclusión y diversidad. https://youtu.be/194-G4R3goQ
REFLEXIÓN
¿Alguna vez te ha pasado que ves a alguien solo en el
recreo? ¿O tal vez tú mismo te has sentido solo alguna vez?
A veces, hay niños que se quedan sin jugar. Tal vez son
nuevos, son tímidos o no saben cómo unirse. Pero si los miramos con el corazón,
podemos darnos cuenta de que ellos también quieren reír, correr y sentirse
parte del grupo.
Invitar a alguien a jugar no cuesta nada, pero
significa mucho. Es una forma de decirle: “¡Tú
también eres importante!”
Jugar juntos es más divertido, y mucho más bonito.
Porque en un patio donde todos se sienten queridos y acompañados ¡todos ganan!
ORACIÓN
Jesús,
ayúdame a tener los ojos abiertos
para ver a quien está solo.
Dame un corazón valiente
para invitar, incluir y hacer sentir bien a todos.
Amén.
Miércoles, 29 de octubre
COMPARTIR
MIS COSAS
Miguel
Rúa
PALABRA
DE DIOS: Juan 6, 9-11
LECTURA
“Conocí a Don Juan Bosco en septiembre de 1845. Él tenía treinta años.
Yo ocho. Invitado por un compañero, comencé a visitar el Oratorio creado por
Don Bosco, que entonces estaba en el Refugio de la marquesa Barolo”. Son
las palabras de Miguel Rúa sobre cómo conoció a Don Bosco.
Al ir y al volver de la escuela, Miguel se encontraba alguna vez con Don Bosco. Corría a su encuentro con alegría, le besaba la mano, y le preguntaba:
- ¿Me quiere dar una estampa?
Don Bosco, como si no hubiese oído nada, le ponía en la cabeza su bonete de sacerdote, le presentaba la palma de la mano izquierda y, con la derecha, hacía un gesto como de cortarla por la mitad: “¡Toma, Miguelito, toma!”
Miguel quedaba desconcertado. Estrechaba aquella mano y, suponemos, qué pensaría: “¿Qué me querrá decir?” Don Bosco, simplemente le decía: “Ya lo comprenderás más tarde”.
En Valdocco Miguel preguntó a Don Bosco:
- ¿Se acuerda de nuestros primeros encuentros, cuando iba a clase con los Hermanos de Las Escuelas Cristianas, y Usted venía a confesar? Yo le pedía una estampa, y usted me hacía la señal de querer darme la mitad de la mano. ¿Qué quería decirme?
- Ya deberías haberlo comprendido –le dijo Don Bosco serio-. Quería decir que contigo lo haríamos todo a medias.
VÍDEOS
Encuentro con Miguel Rúa https://www.youtube.com/watch?v=BiL5mnkCesc
Canción: A medias con
Don Bosco (CampoBosco) https://www.youtube.com/watch?v=dkw7RTOjKaY
REFLEXIÓN
¿Sabes qué significa “ir siempre a
medias”? Es hacer las cosas juntos, compartir lo que tenemos, nuestras
alegrías, esfuerzos y responsabilidades. Miguel Rúa aprendió que para lograr
grandes cosas no basta con hacerlo solo, sino que es mejor caminar acompañado.
Compartir no es solo dar cosas
materiales, sino también ayudar, escuchar, y estar presente para los demás.
Cuando compartimos, hacemos que la carga sea más ligera y el camino más fácil.
Como Miguel Rúa, cuando trabajamos
juntos y nos apoyamos, creamos equipos fuertes donde todos importan. Así, las
metas se alcanzan mejor y el corazón se llena de alegría.
Recuerda que compartir y hacer las
cosas “a medias” no significa dividir, sino multiplicar la amistad, la fuerza y
la felicidad.
ORACIÓN
Jesús,
gracias por enseñarnos a compartir.
A veces tengo poco, pero sé que contigo
ese “poco” puede ser mucho para los demás.
Ayúdame a dar con alegría.
Amén.
Jueves, 30 de octubre
Unos pensaban que estaba triste.
Otros, que no quería tener amigos. Pero en realidad, Tomás solo necesitaba un
gesto amable para animarse.
Un lunes, la seño Clara llegó con
una idea:
—Esta
semana vamos a hacer algo especial —dijo sonriendo—. Vamos a empezar cada día con una sonrisa y un saludo. A ver qué pasa.
Todos se miraron, algo confundidos.
—¿Eso sirve de algo? —preguntó Mateo.
—Mucho más de lo que creéis —respondió la seño—. Una sonrisa puede comenzar una cadena que no se detiene.
Al día siguiente, cuando Tomás entró como siempre, bajando la mirada, se sorprendió. Sofía, una compañera de su clase, lo miró directo a los ojos y le dijo:
—¡Buen día, Tomás! —y le regaló una
sonrisa enorme.
Tomás se quedó quieto un segundo. Luego, como si algo se encendiera dentro de él, levantó la cabeza y respondió con una sonrisa tímida:
—Buen día, Sofía.
Ese pequeño gesto cambió todo.
Durante el recreo, Mateo también se acercó y lo saludó. Tomás volvió a sonreír. Al día siguiente, Tomás fue quien dio el primer “buenos días” al portero. Después saludó a sus compañeros, a la seño… ¡y hasta al perro de la escuela!
La sonrisa de Tomás empezó a contagiarse. Los saludos se volvieron costumbre. Unos a otros se animaban, se ayudaban, se reían más. Pronto, nadie caminaba solo ni en silencio.
La seño Clara, observando desde la puerta, sonrió también y dijo bajito:
—Lo sabía… una sonrisa puede comenzar una
cadena que nunca termina.
VÍDEO
Canción: Sonrisa (Ana Torroja) https://youtu.be/JfwMdTUxp2E?list=RDJfwMdTUxp2E
IMAGEN
Saludar
es una forma de decir: “te respeto, te
reconozco, me importas.” Y si le sumamos una sonrisa, estamos regalando
alegría, sin pedir nada a cambio.
En
el cole, en el recreo, cuando entramos a una clase o al llegar a casa, saludar
con una sonrisa puede hacer una gran diferencia. A veces, no sabemos si alguien
tuvo un mal día, o si se siente solo. Con solo mirarlo a los ojos, decirle “buen día” y sonreírle, podemos
alegrarle el momento.
Las
sonrisas se contagian, como un juego bonito que pasa de uno a otro. Cuanto más
damos… más recibimos.
ORACIÓN
Jesús,
gracias por enseñarnos que un saludo con alegría
puede hacer que alguien se sienta querido.
Ayúdame a regalar sonrisas,
y a acercarme a todos con amabilidad.
Amén.
Viernes, 31 de octubre
INTENTAR SER BUENAS
PERSONAS SIEMPRE
PALABRA
DE DIOS: Mateo 5, 16 (adaptado)
«Jesús dijo: “Que vuestra luz brille
delante de los demás, para que vean las cosas buenas que hacéis y así descubran
el amor de Dios».
LECTURA
El día de Difuntos llevó Don Bosco a todos los Muchachos del Oratorio a visitar el cementerio y rezar. Les había prometido, para la vuelta, castañas cocidas. Y había hecho comprar tres grandes sacos. Pero Mama Margarita no había entendido bien sus deseos y no hizo cocer más que tres o cuatro kilos. José Buzzetti, llegó antes que los demás a casa, vio lo sucedido y dijo: - Don Bosco va a quedar mal. Hay que decírselo enseguida. Pero con el alboroto de la vuelta de la hambrienta tropa, Buzzetti no supo explicarse. Tomó en sus manos Don Bosco la pequeña cesta y empezó a repartir castañas con un gran cucharón.
En medio de la barahúnda le gritaba Buzzetti: - ¡Así no! ¡No hay para todos! - Hay tres sacos en la cocina- ¡No! ¡Sólo esas! ¡Sólo esas! Intentaba decirle Buzzetti. Don Bosco no quería creerle. - Yo les he prometido a todos. Sigamos mientras haya. Siguió entregando un cazo a cada uno. Buzzetti miraba nervioso los pocos puñados que quedaban en el fondo del cesto, y la fila de los que se acercaban, que parecía cada vez más larga. Alguno empezó a mirar con él. De pronto casi se hizo silencio. Centenares de ojos desencajados miraban a aquel cesto que no se vaciaba nunca; Hubo para todos. Quizás por primera vez, con las manos llenas de castañas, gritaron los muchachos aquella tarde: “¡Don Bosco es un santo!”.
VÍDEOS
Milagro de las Castañas: https://www.youtube.com/watch?v=pV1Ae34IKMI
Canción: Milagro de
las Castañas
https://youtu.be/QacPts1FDgs?list=RDQacPts1FDgs
IMAGEN
REFLEXIÓN
Don Bosco amaba mucho a los niños y jóvenes. Él no tenía muchas cosas, pero todo lo que tenía, lo usaba para ayudar a los demás. No necesitaba grandes milagros ni cosas especiales: lo más importante para él era tener un corazón lleno de amor y confianza en Dios.
El milagro de las castañas refleja muy bien lo que significa ser bueno, a la luz del carisma salesiano: poner lo poco que tenemos al servicio de los demás, con confianza en Dios y con el corazón lleno de amor.
Así como Don Bosco, nosotros también podemos hacer "milagros pequeños" cada día: cuando compartimos nuestros juguetes, ayudamos en casa, consolamos a un amigo o rezamos por alguien, estamos repartiendo amor, y Dios se encarga de multiplicarlo.
ORACIÓN
Jesús,
yo quiero ser una buena persona,
aunque a veces me cueste.
Que mis palabras, mis gestos y mis acciones
lleven luz y alegría a los que me rodean. Amén.
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